La tarde ha hecho con la luz ovillos de historias, de pasos
que se elevan mientras que esperamos con Estela a que lleguen los integrantes
del taller. En el entretanto comentamos fragmentos De Manual rápido y fácil
para ser poeta de Jaime Jaramillo Escobar y pensamos cómo puede el escritor
inventarse nuevos recursos para no caer en las repeticiones, pues quien se
levanta a la deriva y sin lecturas por lo general repite. Claro que no se
pueden establecer fórmulas, eso ya lo hicieron las vanguardias. Cada quien
descubre su secreto en lo que trabaja en el verso, he ahí el genio. Proseguimos
el paseo por los campos imaginarios de los versos hasta llegar a la buena
poesía erótica, en esos parajes evocamos lo escasa que es. Comparamos a
Gioconda Beli y a Nidya Garzón. Nos quedamos con la poeta colombiana por la
fuerza sutil de sus imágenes. Concluida la reflexión pasamos al ejercicio que
surgió del poema Lo que falta del poeta sueco Karl Vennberg. El ejercicio
consistía en que le decían a la gente te regalo un verso para que puedas volar.
Con las reacciones recibidas y las emociones que suscitan las respuestas
escribieron los poemas que se muestran abajo. Invité a los talleristas a que
durante la semana visitaran una iglesia y la recorrieran con la imaginación
sintiéndose el humo del incienso.
Letras empinadas
Este verso que corre por tu prenda
Sabe que el rostro es un albur
De penas sin registro;
Te hala
En su plumaje limpio,
Es la cara de la urdimbre que se posa con el sol;
Te embriaga,
Se bebe tu sed
Y cuece en los ojales
Las orlas de tu nombre;
Te amortaja,
Merodea y hace con tu ira
La piel de otros sueños.
Jaime Londoño (Federico Cóndor)
__________________________
Les imprimió en su selva
ese espejismo de gaitas,
sombreros y tamboras
a la media noche.
El silencio les ha traído
sombra y luz
les ha mostrado paso a paso
como el fuego se libera en las olas
y como soñar sin necesidad.
__________________________
Hoy
miró a su ventana
se dio cuenta que ya era tiempo
se levantó
Daniela Emiliani
__________________________
Lugares de Paso
Visité muchos templos
Entré a moradas prohibidas
Permanecí algunos ratos
Orando y meditando
Bebí el amor a borbotones
Y a gotas…
He dejado que el dolor me toque
Lo he sentido casi que con caricias...
He reído como una loca
De los otros
Y de mis fascinantes locuras
He tomado el vino de la felicidad
Hasta embriagarme...
Ahora mismo
Camino por esa estancia sabrosa
Donde degusto con ansia
Cada pedazo de vida
Que el destino me brinda en su fugaz banquete
Así estaré segura
De que valió la pena
Pasar por la existencia.
María Stella Higuera