Crónica del domingo 23 de junio de
2013
El viento se filtraba por los cielos, por el pensamiento,
por nuestros poros y en ese mismo viento que jugueteaba con las hojas de los
árboles, jugueteaban los sueños que
parecían renovarlo todo aquella tarde de junio.
Nos encontramos Federico, Paola, José Luís, Inesita y Stella
unidos en abrazo con la poesía. José Luís y Stella leyeron los siguientes
poemas escritos durante la semana:
Paloma esquiva
Por José Luís Briceño
S.
Bella inconquistable
Viajas por los espacios
Coqueteándole al mundo
Tu traje engalanado de esperanza
Deslumbra a quien te mira
En las noches desapareces
Como si no existieras
Al amanecer emerges con inquietudes nuevas
El hombre que tanto te desea
Se confunde con los rayos del sol
Que enceguece la razón sin razón.
Sé que fluyo
Por Stella Higuera
Viajo hacia lo que fue
Hacia lo que será
Lo siento y no lo sé
Me lleva el pensamiento
Contemplo
Evoco
Pienso
Avanzo en los sueños
Soy ave migratoria que vuela en el destino
Sin embargo
Solo soy dueña de este instante
En él me envuelvo
Floto
No sé a dónde llegará
Sé que fluyo.
Sorpresa Revelada
Por: María Stella Higuera
Esa niña bizca, excluida de la
comodidad, por el impulso del azar sale del mundo y llega a un convento. Dura encerrada en la ignorancia bordando
casullas con el diablo. Dios y la Virgen son sus confidentes, cómplices mudos
de sus travesuras.
Entre rejas, el riesgo enciende
su motor de arranque para volver al mundo. Se atreve a impulsar su temor a la aventura,
salta al vacío, transita por el puente del tiempo y pasa sin saberlo cómo, de
niña mártir a ser sorpresa revelada.
Luego Federico nos propició un
encuentro con el matemático de la poesía nacido el 12 de diciembre de 1906 en
Uaka, suburbio de Dakar, el gran poeta Birago Ismael Diop. Primero, leímos su
biografía y el poema titulado Encantamiento,
del cual analizamos los recursos poéticos que utiliza el autor, como la
recurrencia fónica, la repetición, la concatenación y la elipsis de
anadiplosis. El poema nos hizo vivir el encantamiento que produce pensar en el
imperio de la muerte tan lejano y tan cercano para todos, pues a cada instante vivimos y morimos un
poco.
El ejercicio propuesto por
Federico consistió en salir en equipo a preguntarle a la gente ¿Qué debo hacer
cuando el viento me persigue?
Después de caminar y hacer la pregunta con la
frente en alto viento en popa, tanto a músicos como a vendedores y a personajes alucinados con la magia del parque,
cada uno transformó su experiencia en un
poema.
Se enviaron los
siguientes:
Por José Luís Briceño
Acertijo del Viento
En el cañón
Fluyen ecos cual ráfagas
Que confunden La piel
En busca de rescoldo.
Por María Stella
Higuera:
Me detiene
Trae un mensaje
Yo lo enfrento y lo escucho
Ese bien que me trae, es un bien
Me convence que un soplo me habita
Que un soplo poderoso nos mueve
Que no se agota
Que siempre viene, que siempre va
Que siempre está
Ese soplo es lo eterno
Lo innombrable
Lo que queda al final
Lo que queda de todo y de todos
Es un halo
Es el soplo final.
Nos despedimos con el
impulso del viento, invadidos por un
halo de poesía que nos acompañará toda la semana.