domingo, 16 de febrero de 2014

CRONICA DEL DOMINGO  NUEVE  DE FEBRERO DEL AÑO 2014

Hace mucho tiempo que no iba al parque de Usaquén, mi poesía estaba escondida detrás de un árbol oscuro. Me acordaba del sonido del agua,
del canto de las aves y de la danza del viento que recorría el horizonte lleno de luz y sabiduría. Al llegar al lugar, me encontré con mis amigos poetas,
se encontraba   Federico, mi maestro de poesía quien teje versos de aire
con pinturas de cristal. También se encontraba Estelita con su alegría, sus
palabras sonoras  se acercaban a la verdad. José Luis habló acerca de acertijos llenos de risa, cercanía y distancia. Estaba la mamá de Estelita con su inmensa ternura, no cargaba versos en su equipaje, pero si construía
silencios con sus alas blancas. En el taller de poesía el maestro nos dijo a cada uno de nosotros que leyéramos los poemas que habíamos escrito durante la semana. Todos los poemas estaban muy buenos, yo leí uno titulado letras abiertas, a todos les gustó mi poema. Eran las cinco de la tarde, en ese instante el maestro nos leyó un poema del poeta a Africano Zégua Nokan, y nos leyó su biografía. Después nos puso un ejercicio, consistía en preguntarle a la gente, que puedo hacer para volar, a partir de ese ejercicio tuvimos que construir poemas nuevos. Al final de la tarde, nos fuimos a la tienda de Ivan  el travieso para tomar un café caliente, una aromática o una bebida que nos permitiera soñare imaginar que vivimos en un mundo diferente lleno de colores y de sabores intensos.Después llegó la despedida, todos nos fuimos contentos, sabíamos que la fantasía estaba dentro de cada uno, en cada silencio o que sonaba como una guitarra en la cima de la senda que siempre está encendida.
Escrito por : Paola Castaño

Y volaron los siguientes poemas:


LETRAS ABIERTAS
Las mujeres que escriben son peligrosas,
al asomarse al espejo, a la piel blanca que habita en la distancia.
Son peligrosas,
no creen en rosas,
ni en árboles que se estiran
hasta llegar al sueño.

Creen en charcos de polvo,
en las ausencias,
en ojos de temblor.
Sienten el ruido de seres
que andan  por rincones espinados.
Miran hacia el frente,
farol  moribundo que se desnuda.
Las mujeres que escriben son peligrosas,
deshojan secretos,
no ven la belleza de afuera,
solo ven la vida dentro del viento,
en la copa eterna de la noche.

Paola Castaño


Por José Luís Briceño

Perdido en la arídez de los silencios
perenne como el tiempo
fuente que germina
destellos a la vida
codiciada aureola
incólume plantado
espera al caminante
para saciarlo
quien luego lo desprecia.


Por María Stella Higuera

Alas mágicas emanan de su ser
a veces es mariposa
otras imaginación
recorre la bóveda de la soledad
hasta la cumbre de su interior
la muerte no cortará sus alas
su cuerpo astral
seguirá volando por la eternidad.

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