Taller 22 de
junio de 2014
Por: Jaime
Londoño
Hablar de lluvia, por estos días, es un lugar
común. Así que para hacernos comunes nos encontramos en el cuarto piso de la
Hacienda Santa Bárbara, con el propósito de compartir desde las ventanas el
recitativo cantado del frío bogotano en las tardes de domingo. Sobre la mesa se
pusieron las cartas de los textos que presentó Stella Higuera. Se hizo el
desplume de rigor, pero al corroborar que eran variaciones sobre un mismo tema,
se sugirió un título que los acogiera a ambos. Los otros poemas que rodaron sobre
la mesa no pasaron la prueba y tuvieron que regresar a sus casas para pulirse.
Con el permiso de las nubes que se cansaron de cantar, se habló sobre las
parábolas, ese género literario que se identifica con los pasajes del Nuevo
Testamento, al desconocer que muchos autores han labrado un gran camino bajo la
técnica de la parábola, como por ejemplo Platón en “El mito de la caverna”. Yendo
contra los principios impuestos por la academia, que define el género como exclusivamente
narrativo y épico, se trajeron a colación parábolas escritas en verso por
algunos poetas como Antonio Machado y Juan Manuel Roca. Del escritor colombiano
se analizó el poema “Parábola del Rey
Salomón en Cartagena de Indias” que aparece en el libro de reciente
publicación: “XII Parábolas apócrifas”. De
aquí pasamos al ejercicio y a la escritura de escribir parábolas sobre las
arenas de las manos. Dos poemas quedan como testimonio de los desiertos que van
bajo la lluvia.
Poema de la
semana
Variaciones
sobre un mismo golpe de suerte
Por: Stella Higuera
I
Giró por los aíres
el cristal.
La caída pintó mustio el color.
Esquirlas cegaron la piel.
Recogí los despojos.
Dónde irán.
AL final dejé que la herida sanara.
II
Algo se quiebra,
se escucha el silencio del cuerpo roto.
Se desgarra la angustia.
Todo se aquieta,
por fin la calma.
En la memoria vagan
los que de golpe sufren
muy hondas penas,
te esperan a recoger esquirlas.
Tal vez sea tu propio yo.
Poemas
escritos en el taller
Por:
José Luis Briceño.
Ritmo en do
mayor
En el desierto afinado de la arena
Se escuchan los montes del destino
En la nota ascendente de los tiempos
Se descifran los misterios de la vida.
Por:
María Stella Higuera
Automática
desafinada
Me detuve en los montes,
Desde Venus diviso la belleza.
Esa diosa pasa tan rápido que casi no se ve.
Desde ése monte de mi mano
Me deslizo hasta el valle de la luna.
Allí recogí el tesoro.
Hoy me alumbra la estrella poesía.